Veo mi patria

Veo mi patria, es triste,
incrédula, asustada,
como una gota de agua perdida
multiplicando arrugas,
antigua y desusada y
en un mundo que no le pertenece
como una vieja honda entre fusiles.
Y me duele su día arrinconado y sucio,
su color de sepulcro perfumado,
y el sabor a blasfemia que se arrolla en sus calles.
Solitaria, parece el lamento extraviado
de un planeta remoto, de un planeta
amasado con el odio y el fuego
de todos los infiernos presentidos,
de un planeta maldito que nos hizo
semejantes al hombre y a la tierra.

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